domingo, 11 de julio de 2010

Armonía - ¿Por qué suena como suena? (Parte 2)


Recapitulando, se da por entendido entonces que, al variar levemente la frecuencia de la vibración del sonido se producen pequeñas diferencias de altura. El incremento paulatino de la frecuencia produce el efecto similar a la "sirena", es decir, una variación constante de la altura del sonido que, podría decirse, contiene infinitas alturas.

Si siguiéramos elevando la frecuencia, nos encontraríamos en un punto con la sensación de haber vuelto a empezar, o de haber llegado a una nota muy similar a aquella de la que partimos: es la octava. Casualmente (en realidad, no) es el resultado de haber doblado exactamente la frecuencia del sonido original. Este fenómeno lleva a la sensación de “circularidad” en la percepción de las notas, y es la base de la organización en la música occidental.

Como vemos, de todas las teóricamente “infinitas” alturas que se dan debido a las diferencias de frecuencias, no todas se utilizan en la música: cada cultura organiza las relaciones de altura entre sonidos de una manera particular, decidiendo cuáles son “aceptables y musicales” y cuáles serán consideradas inaceptables o "desafinadas".

Aunque formamos parte de esta cultura y nos parezca obvio (aunque no lo sea para un niño de 3 ó 4 años), no está de más puntualizar cómo es la selección de alturas que utiliza nuestra música (es decir, la música llamada "occidental" de influencia europea).

En la música occidental, la octava se divide en 12 partes iguales (calculadas logarítmicamente, y no geométricamente) Estos son los llamados semitonos. La relación entre estos semitonos es lo que llamamos intervalos. Entre un semitono y el siguiente hay un semitono de diferencia, entre el primero y el tercero hay un tono (dos semitonos de diferencia), etc.

SISTEMAS DE AFINACION

Tenemos entonces que la música que nos rodea se basa en una selección de 12 alturas por octava; en la práctica concreta conviven tres métodos diferentes para seleccionar esas 12 alturas: el sistema temperado, la afinación armónica natural y la afinación pitagórica por quintas.

EL SISTEMA TEMPERADO

Sirve para afinar los llamados "instrumentos de afinación fija", como el piano, la guitarra, el acordeón, etc. Considera que los semitonos son todos iguales. La diferencia de frecuencia del semitono, la menor "distancia" aceptada entre sonidos, se obtiene multiplicando la frecuencia del sonido más grave por una cifra que resulta de extraer la raíz duodécima de 2, equivalente a 1,0595.

Este sistema no es intuitivo: la afinación de los 12 grados cromáticos depende exclusivamente de las operaciones mencionadas y no hay nada auditivo que apoye la selección de esas alturas, aunque la constante exposición a este sistema de relaciones haga que, por ejemplo, los pianistas lo consideren perfectamente afinado. Tiene la ventaja de unificar la sonoridad de todas las tonalidades, a costa de sacrificar la pureza de la afinación de los intervalos armónicos. Surgió en la época de Bach, quien le dedicó su famosa obra "El clave bien temperado", demostrando que con este sistema de afinación se puede tocar en cualquier tonalidad y modular (pasar de una tonalidad a otra siguiendo ciertas reglas) de una a otra con resultados sonoros similares.

LA AFINACIÓN ARMÓNICA NATURAL

Se practica cuando no hay instrumentos de afinación fija (coros a capella, o conjuntos de vientos o de cuerdas frotadas). Hace depender la afinación de cada uno de los 12 sonidos melódicos de la relación armónica que tengan con la fundamental del acorde que suena en cada momento. Esas fundamentales se ajustan intuitivamente sobre los grados tonales básicos, y sobre ellas, cada voz superior escucha los armónicos y los reproduce para construir los acordes, ajustando levemente la afinación en cada caso. Esto significa que una misma nota puede variar ligeramente su afinación absoluta, dependiendo de la función armónica que cumpla, lo cual obviamente, no podría realizarse en un instrumento de afinación fija.

Este sistema produce acordes puros, de afinación exacta, y difiere bastante del sistema temperado: las terceras mayores armónicas son mas graves que las que produce la afinación temperada y las terceras menores, quintas y séptimas menores, más agudas.

LA AFINACIÓN PITAGÓRICA

Según esta, la altura de cada sonido se ajusta como quinta de otro. Esta es la afinación que usan sobre todo los instrumentos de cuerda frotada, aunque también suele aparecer en líneas solistas vocales y de instrumentos de viento.

La quinta es el primer armónico que se escucha después de la octava, y es el que guía al oído para este tipo de afinación. Las terceras mayores que se producen en el sistema pitagórico son más agudas que en las otras dos: las quintas son iguales a las de la afinación natural y más agudas que en la afinación temperada.


Los tres sistemas de afinación conviven en la música cotidiana. Cuando suenan juntos un violín y u piano, por ejemplo, el violín suele adaptarse a la afinación temperada del piano en los pasajes lentos, y emplear el sistema pitagórico en los pasajes rápidos.

Algo similar sucede con una voz solista con respecto a un coro a capella: si el coro es afinado, las voces superiores ajustan sus alturas con respecto a los bajos según la afinación armónica natural, ero la voz solita, sobre todo si tiene pasajes rápidos, suele recurrir a la afinación pitagórica.

A esta convivencia de sistemas de afinación se agregan, por supuesto, las "desafinaciones" que cada estilo musical no solo acepta, sino que considera una parte importante de sus recursos expresivos: blue notes, glissando entre dos alturas, ataques "desde abajo" para luego llegar a la altura esperada, vibrato que cambia la altura sobre dos sonidos largos, etc. Tanto el canto lírico como el jazz, blues, tango, bolero, folklores diversos, e incluso el barbershop, incorporan en la practica esas alturas que "oficialmente" quedan fuera de los sistemas.

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